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Angel Carretero Olmedo

¿SANTO O DEMONIO?

¿SANTO O DEMONIO?

Santo es la denominación que utiliza el Nuevo Testamento (Col. 1,2) para referirse a los miembros de la comunidad cristiana, pero restringido en el uso eclesiástico, desde la antigüedad,  para designar a aquellos que han sido virtuosos hasta un grado heroico.

Los santos, por lo que a la Iglesia Católica respecta, están jerarquizados en varias categorías: apóstoles y evangelistas, mártires, confesores (originariamente aquellos que han sufrido prisión o dolor sin la coronación final del martirio y, tiempo después, santos masculinos, cuyas virtudes eran sobresalientes), doctores (santos destinados al aprendizaje sagrado), vírgenes, matronas y viudas.

Esto me lleva a preguntarme: ¿el demonio existe? Para muchos la respuesta es si; e incluso llega a apoderarse de nuestros cuerpos. Cuando esto ocurre la Iglesia Católica acude a unos sacerdotes muy especiales: son los exorcistas. En España existen 5 de estos sacerdotes: y curiosamente tres de ellos se encuentran afincados en Madrid.

Quienes nos dedicamos a estos temas nos podemos encontrar con casos que nos puedan obligar a distinguir si estamos ante un encuentro con humanoides o un hecho relacionado con aspectos religiosos. Ejemplos hay muchos, permitiéndome exponer aquí uno tratado en Andalucía Misteriosa (http://andaluciamisteriosa.es.tl):

Por encargo de su madre, un niño de corta edad llamado Julio F, fue a buscar agua a una fuente pública que había en la calle donde vivía, de la localidad de Vigo (Pontevedra), en el interior de un lavadero. Al entrar, ve en la parte de atrás a dos seres extrañamente vestidos, que hablaban entre sí. El que estaba situado más hacia el interior, señalaba con su mano derecha extendida. Tenia el pelo muy largo y una tímida barba, estando vestido con una túnica que a Julio le hizo recordar a “Jesucristo”. El otro ser estaba totalmente calvo, vestido con túnica, resaltándole más los ojos que al otro ser.

Julio les escucha decir: “…no importa, es un niño…”. Muchos años después el testigo interpreta su vivencia con aspectos religiosos.

Casos como este existen muchos en España, quizás pocos en Andalucía. Y, hoy, en plena Semana Santa me permito traer aquí uno de esos sucesos en el que el investigador debe de decidir si entra de lleno en fenómenos relacionados con la ufología o, tal como afirmaba antes, en temas relacionados con la fe, la religión, apariciones marianas, etc.

 

 

 

 

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