EL VIEJO CALPE
El viejo Calpe fenicio se yergue imponente a la entrada del Mediterráneo, cae casi a pico sobre el mar desde más de cuatrocientos metros de altura, y sus muros de roca diseñan la dominante península que configura la bahía de Algeciras. Estas inigualables condiciones, en un punto de gran valor estratégico, le han hecho desde siempre objeto del deseo de posesión, sea para tomarlo como para retenerlo. Célebre es, en este sentido, la expresa mención del Peñón que hace la reina Isabel la Católica en su no menos célebre Testamento.
Por Gibraltar entraron los musulmanes en el año 711 para la conquista de Hispana, y al lugar legó su nombre el jefe invasor (Gibraltar deriva de Gibel-Tarik; que en árabe significa monte de Tarik). Allí se edificó la primera mezquita de Europa, y allí permanecieron los moros –salvo de 1309 a 1333- hasta 1462, en tiempos de Enrique IV
Fue tomado por los ingleses, siendo en la actualidad la última colonia existente en la vieja Europa. En virtud del Tratado de Utrech de 1713, los gobernadores estaban obligados a permitir el libre uso de su religión a los católicos. Para proveer la colonia de clérigos sin sospechas antibritanicas, los traían de Menorca, posesión inglesa en aquellos años. El legítimo ejercicio de su ministerio obligaba a estos sacerdotes a pedir licencias al Obispo de Cádiz, que siempre las concedió.
También se hacía constar en ese tratado que en la colonia no se establecerían otras religiones, cosa que no se cumplió; toda vez que muchos de sus colonos eran de religión hebrea y musulmana, entre otras.
Una de esas hebreas, perteneciente a la Tribu de Leví, abandona la roca a escondidas, se hace católica y monja y actualmente se encuentra en proceso de canonización. Podemos estar ante la primera beata primero y santa después de origen gibraltareño.
Su nombre: Simi Cohen Leví y os prometo tratar el asunto con la profundidad que se merece.
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