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Angel Carretero Olmedo

CRITICAR

CRITICAR

Hace ahora un año hablaba aquí de los que afirmaban que el fin del mundo ocurriría en estos días y en mis últimas entradas os prometía criticar un poco sobre todo esto una vez llegara el día de la gran catástrofe. Ha llegado ese momento y la verdad: no se a quién criticar.

Comenzaré haciendo un poco de autocrítica: estaba ilusionado con que fuera verdad. Eso significaría que entre los muertos estaría Rajoy: que alegría. Pero, me he equivocado. Ahora en serio: me permitiré criticar a algunos militares por hacer mal su trabajo.

Sobre las 22,45 horas del día 25 de noviembre de 1968 un sargento y dos soldados de guardia en la Unidad de Observación y Vigilancia de La Línea (Cádiz) vieron cruzar sobre su vertical, del NW al SE, un objeto compuesto por tres luces brillantes, de color blanco intenso, situadas en los vértices de un supuesto triangulo equilátero. No apreciaron forma alguna, a excepción de la disposición de las luces. Una fija en la parte “delantera” del triangulo y las correspondientes a los otros dos vértices intercambiando su posición cruzándose entre si. Realizan un dibujo de su observación y dan parte a sus superiores.

Hasta el 25-11-1992, fecha de la desclasificación del correspondiente expediente por parte del Ejercito del Aire, no nos enteramos de nada. Del estudio de esa documentación se desprende que al juez instructor nombrado para investigar el avistamiento entrevista a dos de los testigos conjuntamente y se olvida del tercero.

Cualquiera con dos dedos de frente entrevistaría a los tres de forma individual y no se olvidaría de ninguno.

Años después, el oficial encargado de la desclasificación dice entre otras cosas: “…el fenómeno fue observado por tres personas de las que, al menos una, presenta una alta familiarización con las características y comportamiento de aeronaves en vuelo. Sin embargo, el testimonio es “indirecto”, al no constar en el expediente la declaración de cada uno de los testigos. Este hecho, unido al de que se encontrasen juntos durante la observación, así como la escasa duración de la misma, hace que disminuya el grado de fiabilidad de los datos descritos…” De alguna manera él también critica a su compañero, el juez instructor.

En estos instantes, y por realizar mal el trabajo que le encomendaron, no tenemos suficientes elementos de juicio para poder determinar que fue lo que pudo pasar esa noche. Lamentándolo mucho, esta práctica es habitual en algunos investigadores que se dedican al estudio de estos temas.

Ilustro la entrada con parte del dibujo que realizaron esa noche los soldados de guardia y que se encuentra adjunta a la documentación desclasificada. La próxima vez que alguien vuelva a profetizar el fin del mundo prometo criticarlo de verdad.

 

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