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Angel Carretero Olmedo

BAJO EL MAR

BAJO EL MAR

No puedo afirmar que todo lo relacionado con los temas que habitualmente trato aquí sea característico de la tierra o el aire. Son fenómenos que ocurren en los tres elementos existentes en nuestro querido planeta, aunque hay una serie de hechos que lo diferencian. Lo normal es encontrarnos con huellas sobre la tierra y humanoides que andan o levitan a corta distancia del suelo. Lo no habitual es ver volar a gran altura a esos humanoides o encontrarnos huellas en el mar. Mejor dicho: en el fondo del mar.

Sobre este supuesto, hay un caso andaluz investigado en su día y que  J. J. Benítez efectuó alguna que otra referencia en prensa, ocurrido hace ya muchos años. Quizás con implicaciones militares de un gobierno de un país hoy desaparecido.

Antes de nada, hacer constar que nunca hemos hablado –con lo que respecta a este suceso- de fenómeno OVNI. Llegaron rumores y noticias publicadas en prensa a nuestros oídos, fueron investigadas, entendimos era un asunto delicado, y acudimos a las Autoridades competentes en la materia.

Estoy hablando de la observación de unas extrañas huellas en el interior de una almadraba: en concreto, en la de Barbate (Cádiz). El testigo es un submarinista, con más de quince años de experiencia, que el 27 de Junio de 1.980 estaba realizando labores de mantenimiento en esa almadraba

Sobre las 11.00 horas, cuando se encontraba a unos 40 metros de profundidad, observó dos huellas paralelas, separadas entre si por una distancia de 2 a 3 metros, que seguían un camino prefijado y perfectamente definido; ya que los obstáculos que encontraba en su recorrido eran perfectamente rodeados, sin causar daño alguno a la almadraba.

La huella era como la dejada por un tractor y con una anchura de unos 30 centímetros. El testigo nos comenta “... que esas huellas fueron dejadas allí esa misma mañana, ya que de llevar mucho más tiempo hubieran sido borradas por el mar”.

Contrastada nuestra información con datos en poder de la Armada Española, llegamos a una posible explicación para esas huellas: podían ser las dejadas por un vehiculo espía submarino de origen soviético.

Se redactó un largo informe que Ángel Rodríguez Álvarez y el que suscribe firmamos y remitimos al Jefe del Estado Mayor de la Armada Española en Madrid. Podo después, el escándalo estaba servido. Contactaron con nosotros, nos acosaron a preguntas, nos obligaron a volver a localizar a los testigos y repreguntar, etc. 

Para ellos, como no podía ser de otra forma, no teníamos razón. Pero, mientras tanto la prensa nacional utilizando sus propios datos afirma lo contrario, añadiendo que los soviéticos nos espiaban en el Estrecho de Gibraltar desde hacía más de diez años.

Después del desmentido oficial, y pasado algunos años, al periodista aludido anteriormente no se le ocurre otra cosa que solicitar una entrevista con el Agregado Naval Ruso en España y preguntarle si su gobierno nos espiaba. Obvia la respuesta recibida.

De todo esto solo podemos obtener una conclusión: no se puede investigar rápidamente para publicar aun más rápido….

 

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